Mitos de la historia de México

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¿Existió en verdad El Pípila?

La realidad es que no existen pruebas sobre la existencia de Juan Martínez: los barreteros eran muchos en una región que vivía de la minería y es posible que los jefes insurgentes enviaran a uno de ellos (Juan, Pedro, Antonio…) como carne de cañón. El Pípila representa a esos hombres anónimos sacrificados en la Independencia.

El indio que llegó a ser presidente.

La historia oficial enseñó a los mexicanos a admirar a Benito Juárez porque fue el indio que llegó a ser presidente. Sin embargo, Juárez jamás utilizó su origen para que lo trataran de forma especial; en sus discursos no hay autocomplacencia o conmiseración hacia los indios. La grandeza de Juárez radica en que él siempre se concibió a sí mismo como un ciudadano. Y en todo caso, otro indio que también llegó a ser presidente fue Victoriano Huerta.

¿Sin Malinche no hay Conquista?

Su nombre tal vez fue Malitzin y terminó en Malinche. Su nombre cristiano fue Marina, la de Cortés, por su relación con Hernán con quien tuvo un hijo: Martín. Su papel fue fundamental para el proceso de conquista pues sirvió como traductora de los españoles. De todos modos la Malinche representa la otra conquista: la del mestizaje.

Santa Anna, ¿era tan perverso como dicen?

Le decían el “quince uñas” por su desmedido gusto por el dinero. Fue ejemplo del chaquetero político: de monárquico a republicano, federalista, centralista, dictador y lo mismo pero de regreso. Ganó y perdió importantes batallas; malvendió territorio mexicano… Pero tenía un gran carisma y el ejército lo respetaba. Las veces que ocupó la presidencia fueron con el consentimiento de sus compatriotas que lo mismo lo adoraban que lo crucificaban.

Francisco Villa ¿bandido o luchador social?

En la figura de Villa se funden realidad y leyenda: desde un Robin Hood a la mexicana, hasta bárbaro incontenible, a genial estratega. Su revolución fue más allá del bandolerismo. Aunque inculto (aprendió a leer muy tarde), era un hombre simple que conocía bien las miserias de la gente del campo; creía en el poder redentor de la educación; fue leal con sus hombres y actuó acorde con sus ideales. Ah, y también derramó mucha sangre sin el menor remordimiento..

¿Indalecio o Ignacio?

Existe la creencia equivocada que la I de Francisco I. Madero corresponde a Indalecio. No existe documento alguno, ni entrevista, ni testimonio que pueda confirmar esto. Hoy no queda lugar a dudas: la I es de Ignacio según señala su fe de bautismo y el acta de nacimiento. Así fue bautizado por sus padres ya que eran devotos de San Francisco de Asís y San Ignacio de Loyola.

¿Zapata era un pobre campesino?

Aunque la historia oficial ha presentado a Emiliano Zapata como un indio pobre que se levantó en armas, lo cierto es que era un pequeño propietario, dueño de un pedazo de tierra para cultivar; tenía sus buenos caballos e incluso, en una ocasión, los ingresos que ganó por una buena cosecha de sandías los empleó para comprarse una botonadura de plata para su traje charro. Le gustaba la comida francesa y el buen coñac.

¿Qué gritó Hidalgo?

Cada 15 de septiembre, los mexicanos repetimos el famoso Grito con el que se inició la Independencia de México. Pero hay algunas precisiones que hacer: Miguel Hidalgo y Costilla dio el grito como a las dos de la mañana del 16 de septiembre de 1810, y antes pronunció fuertes ¡vivas! a la Virgen de Guadalupe, a la religión católica y al rey Fernando VII y, eso sí, algunos “¡mueras!” al mal gobierno.

El mito de la Revolución.

Siempre se dijo que el pueblo mexicano “como un solo hombre” se levantó en armas contra Porfirio Díaz y contra Victoriano Huerta. Esta afirmación es falsa. La Revolución mexicana fue la suma de distintas rebeliones. Y el periodo más violento fue cuando los revolucionarios se enfrentaron entre sí. Los supuestos héroes que se decía lucharon juntos y unidos, terminaron asesinándose unos a otros.

El niño héroe que nunca existió.

Siempre se dijo que los niños héroes eran seis y que uno de ellos se arrojó envuelto en la bandera desde lo alto del Castillo de Chapultepec. Pero la realidad es otra. Si bien seis de ellos murieron el 13 de septiembre de 1847 y ninguno se aventó, más de cincuenta cadetes también participaron en la defensa, uno de ellos, Miguel Miramón, cayó herido en la defensa de la patria.

Fuente: Quo Historia – Otoño 2009.

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