Hay una criatura en toda la creación que a pesar de ser tan diminuta es casi indestructible pues logra sobrevivir a temperaturas tan extremas en condiciones inhóspitas, estoy hablando del tardígrado (literalmente, “de paso lento”), conocido también como “oso de agua”.
Este organismo tiene un cuerpo corto, dividido en cuatro segmentos y cubierto de una cutícula protectora, del que salen ocho patas acabadas en uñas. Su nombre popular “oso de agua” proviene de la semejanza que tiene con el oso, tanto en su aspecto como en sus andares.
Los tardígrados soportan las condiciones más extremas. “A algunos especímenes se los mantuvo ocho días al vacío, luego tres días en helio a temperatura ambiente y finalmente varias horas a -272 °C (-458 °F). Pese a todo, cuando se los colocó de nuevo en condiciones térmicas normales, revivieron”, señala la Encyclopædia Britannica. Además, aguantan una dosis de rayos X centenares de veces más fuerte que la requerida para matar a un hombre. Y, al menos en teoría, pueden sobrevivir en el espacio exterior durante cierto tiempo.
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